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miércoles, 23 de junio de 2010

Cuentos del Telar, El Mito de Aragne "La Tejedora"


Días llevaba el Tejedor observando el tejequeteje de varias arañas que desde la estantería hasta la pata delantera del telar habían formado un precioso trabajo de ingeniería , una tupida red que lanzaba sus anclajes entre la pata, la estantería y las dos paredes del rincón, justo debajo de la ventana por donde entra la luz del sol con mas intensidad, ya que estaba orientada al sur.

Mientras el telar seguía con el rítmico soniquete de los movimientos que le imprima con sus brazos el tejedor, las arañitas no dejaban de trabajar, despacio pero sin parar ni un minuto, claro esta, a excepción de las largas digestiones que tenían que hacer después de sus suculentos banquetes. No parecían molestar a las arañas la cercana presencia humana, ni tampoco el sonido del telar, ni al Tejedor parecía molestarle en aabsoluto el grupo de vecinas compañeras de oficio que casi había adoptado. En realidad le estaba viniendo bien el no haberlas quitado y haber limpiado el rincón, de momento y desde finales invierno, no había tenido que ir a la droguería para comprar insecticida, sus vecinas se estaban encargando del trabajito y le estaban dejando despejado de insectos el taller, mosca o mosquito que se acercaba a la zona, mosca o mosquito que se enganchaba en la red, quizás uno de los mejores y más ecológicos insecticidas.

El Tejedor recordó a una de las mas famosas compañeras de oficio, a Aragne. Desde muy pequeña había ayudado a su padre Idmón en su trabajo de tintorero, y había conocido a las mas famosas hilanderas y tejedoras de toda la región de Lidia, que acudían a diario para teñir sus madejas hiladas o para comprar al tintorero madejas ya teñidas que utilizarían en sus trabajos de telar. Aprendió todos los oficios del tejido tanto de su padre como de todos los artesanos y artesanas que llegaban al taller. Se dice que ya desde que empezó a trabajar con los tapices, hasta las ninfas del bosque acudían a verla tejer, maravilladas por la destreza de sus manos y la belleza de sus trabajos. Tanto llego a crecer su prestigio que hasta se llego a decir de ella que había sido alumna de la mismísima Atenea, que era diosa de la sabiduría, de los artesanos en general y especialmente de los tejedores, a quien se dice, concedía sus habilidades y dones artísticos.

Aragne, era además extraordinariamente bella, por lo que verla tejer era todo un espectáculo y las gentes solo hablaban maravillas de ella en toda la región, lo que hizo que poco a poco su sencillez tornara en orgullo y prepotencia. Quiso demostrar que su arte y habilidad le venia por ella misma y que nada debía a nadie por lo que se enfrento a la diosa rentándola a un torneo del oficio. Atenea por supuesto acepto el reto con la intención de quitarle los humos a la joven.

La diosa decidió en primer lugar aparecerse a la joven en forma de mujer mayor, dándole consejos para que tratara mejor a la diosa , pidiéndole prudencia y modestia, pero Aragne , orgullosa e insolente, la despidió con insultos. Atenea indignada monto en cólera, descubriéndose ante la atrevida joven y así iniciaron el reto.

En el tapiz de la diosa , bordados magicamente, podían verse los doce dioses principales del Olimpo, en toda su grandeza y majestad, además represento cuatros escenas ejemplarizantes de lo que les pasa a los humanos cuando se enfrentan a los dioses, para advertirle de lo que a ella le podría pasar si persistía en su aptitud. Pero la joven no se dio por aludida, sino al contrario se enfrento a la diosa con la representación de su propio trabajo, plasmo los amoríos deshonestos de los dioses, como el de Zeus y Europa, y Zeus y Danáe, entre otros, pero Palas Atenea indignada por el insulto a los dioses, tomo su lanza rompiendo el tapiz y dando un fuerte golpe a la joven tejedora. Esta , sin entender nada se sintió tremendamente humillada y enloqueció, terminando por decidir ahorcarse. Sin embargo Palas no permitió que muriera sino que la convirtió en una araña para que pudiera seguir tejiendo por la eternidad y así dicen que sigue hasta nuestros días, quizás Aragne sea una de las arañitas que siguen tejiendo al pie del telar del Tejedor.

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